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lunes, 13 de junio de 2011

¿Cómo agregar valor a la auditoría?

Por Adriana Hernández Elizalde

El dictamen de auditoría es el resultado de un proceso arduo de procedimientos, revisión y análisis por un equipo designado para tal labor. Las largas horas de trabajo se resumen en éste dictamen y un “bonche” de papeles de trabajo que sirven para respaldarlo.

En la vida real, existen empresas que utilizan el dictamen como mero requisito para el cumplimiento de obligaciones o compromisos con los usuarios de la información financiera. Existen otras, que dependen de él, ya que existen decisiones que en él se basan. Y por último están las empresas que utilizan la auditoría no sólo como respaldo, si no como una fuente de conocimiento acerca de sí misma en busca de la mejor continúa.

Sea cualquiera de estos supuestos, la implicación para la auditoría es la  necesidad de calidad en el trabajo que se realiza. Es decir, un proceso planeado, transparente y objetivo para evaluar los estados financieros de la empresa y su control interno. Por lo tanto, el rol del auditor cobra valor, al ser él quien emitirá una opinión que puede definir las posibilidades, oportunidades, o falta de ellas para las empresas que se dictaminan.  

Desde mi punto de vista, una cuestión importante a reflexionar es la siguiente: ¿cómo puedo yo, auditor, ciudadano común, agregar valor a la auditoría? Seguir los procedimientos de las NyPA o de una firma podrían ser suficientes para emitir el tan solicitado papelito que avale la dictaminación. Sin embargo, ir más allá de tan sólo ejecutar pasos o seguir una guía es lo que hará que un trabajo de auditoría se convierta en una fuente de descubrimientos y aportaciones a las empresas.  Para ello, yo como auditor, debo realizar un agudo análisis de la información con la que interactúo, debo de observar cualquier detalle que pueda ser relevante, para que no sólo termine el procedimiento, si no que lo concluya de la mejor manera posible. Es tener una actitud de integridad e ir más allá del manual.

Parte importante para lograr esta actitud, creo que es el comportamiento del líder del equipo de auditoría. Es comparable con un equipo de exploradores e investigadores que se inmersa en la selva, a pesar de tener diferentes niveles de autoridad e influencia, cada uno es indispensable para poder no sólo sobrevivir, si no llevar a cabo su misión con éxito. Cada auditor, desde el asistente hasta el socio, deben de percibirse como mutuamente dependientes; o dentro de nuestra analogía, tanto el líder que lleva la brújula y orienta y decide el rumbo, como el explorador que carga los víveres son necesarios para que atravesar la floresta.

Así, cada auditor entenderá que su labor, independientemente de la jerarquización que exista, es importante y cada paso debe darse buscando el mayor grado de certeza y seguridad. Por lo tanto, debe de dar su máximo esfuerzo para completar su misión con éxito.

De esta manera, la auditoría deja de ser tan sólo el proceso para obtener un papel, y se convierte en la oportunidad para las empresas de permitir a un equipo de “exploradores” indagar en su jungla de información, para no sólo emitir una opinión sobre ella, si no que les permita mejorar o descubrir nuevas rutas y tesoros que pueden ser encontrados dentro de ella.   

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